Colombia, dentro del proceso de apertura de su economía, ha celebrado diferentes TLC que exigen la adopción de medidas para que los sectores productivos aprovechen las ventajas del mercado abierto.
En este contexto, las actividades productivas, incluyendo la agricultura, deben ser cada vez más intensivas en conocimiento.
En los países desarrollados, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) han transformado la forma de producción y comercialización en la agricultura y las condiciones de vida de la población rural. Gran parte de los productores usan Internet para obtener información sobre clima, demanda, precios, opciones de crédito y políticas públicas para el sector, así como acceder y difundir conocimiento sobre nuevas tecnologías, lo cual les ha permitido lograr impactos positivos en los costos de producción, transacción y en la innovación.
La incorporación de las TIC en la agricultura nacional y regional es limitada. Según estudios de la Cepal y la Alianza para la Sociedad de la Información, está condicionada por el precio de los equipos y sistemas, su alta obsolescencia, limitaciones de infraestructura y conectividad en las zonas rurales. Además, por la resistencia de los productores agrícolas frente a las TIC, en especial los de mayor edad. Como la escala de uso de las TIC condiciona, a la vez, el desarrollo de contenidos, herramientas y servicios específicos, hay que contar con políticas públicas que permitan superar las barreras iniciales y potenciar la dinámica entre los agentes.
Con este objetivo, el Gobierno lanzó el programa Vive Digital, que comprende acciones de tipo vertical a cargo del Ministerio de las TIC (infraestructura, servicios y aplicaciones), y de tipo horizontal, a cargo de los ministerios sectoriales. Las primeras han avanzado, pero no sucede lo mismo con las segundas. En el caso del Minagricultura y sus entidades vinculadas, se están adelantando iniciativas TIC que ayudan a proveer información y trámites útiles para el agricultor y la población rural, dentro de las cuales se pueden mencionar la Red de Información y Comunicación Estratégica del Sector Agropecuario; el Sistema de Información de Vivienda de Interés Social para el Sector Rural, que facilita las postulaciones a los subsidios para casas en proceso de construcción; el Sinigan, que usa un software para la identificación individual y el registro de bovinos y bufalinos; Finagro, que provee capacitación virtual a productores para la presentación y servicios bancarios y móviles, y el Banco Agrario, encargado de impulsar el uso del canal de banca móvil, promover transacciones bancarias vía celular en municipios pequeños y orientar estas acciones a los beneficiarios de los programas asistenciales que sean entregados a través del Banco.
Pero estos son esfuerzos parciales que se podrían complementar y profundizar con el examen de los programas que se están realizando en la región, para conocer la experiencia internacional y las fuentes de cooperación que hay.
MANUEL JOSÉ CÁRDENAS
CONSULTOR INTERNACIONAL
Tomado de Portafolio.co
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